Proyecto:
Artesanía neoliberal I, es una intervención in-situ realizada en Bogotá, específicamente en el barrio San Felipe. Durante aproximadamente ocho años, este sector ha estado sometido a la llegada de coleccionistas, galerías y artistas que aterrizaron en él con la inocua promesa, no sólo de arriendos bajos, sino de construir un fenómeno artístico que catapultara al sector cultural dentro de la capital del país. A partir de esto, las dinámicas de organización urbana y económica se han visto dramáticamente alteradas; han llegado desde grupos de crowdfunding inmobiliario, pasando por pequeños cafés y restaurantes sobre preciados, e incluso hasta un interesante grupo de inversionistas en la “cooltura” (así se denominan ellos mismos).
Por un lado, el barrio se ha convertido en un ejemplo, a trancas y mochas, de un neologismo muy popular en estos días: gentrificación. Por otro lado, aparece como un pastiche de lo denominado como “creativo” o “cultura”, o en términos artístico-teóricos “cultura expandida”: artistas visuales, djs, baristas, diseñadores, modistas, desarrolladores de apps, pintores, ceramistas, muralistas-grafiteros, entusiastas del ciclismo, entre otros, empaquetados bajo un mismo fenómeno de producción cultural, quien sabe para hacer qué. Más allá de poner en evidencia estos procesos, la obra parte de cuestionar cuál es papel de los artistas en este revuelto, y que tipo de producción se les esta pidiendo, o inclusive la falta de esta. Tal vez, solo es importante tener merodeando a unas gentes, que se auto- denominen así, por el barrio para en un futuro llenarlo de lujo y caché.
Durante siglos el arte se resistió a la especialización profesional exigida socialmente, la figura del artista emergió como un creador erudito y polivalente. Curiosamente, actualmente hay un trabajador que cómo los artistas rompió esta barrera de la no especialización, el rappitendero. Hoy en día este representa, más que la fusión de profesiones y oficios, su confusión. Hace rappifavores, sí, hace todo. El artesano neoliberal es especialista en hacer cualquier cosa. Si alguna vez alguien dijo: “aquí no cabe el arte”, en San Felipe cabe cualquier tipo. Sobretodo el fácil, barato, rápido, efectista y encubridor de toda una dinámica especulativa. Más bien, a lo que opera siguiendo esta lógica deberíamos llamarlo: “Artesanía neoliberal”. Bien naranja y con su propio distrito.
La intervención consta de dos telas naranjas, en las que aparece impresa la palabra “Arte” fusionada con el logo de la compañía Rappi. Estas fueron colgadas en la reja de una cigarrería tradicional del barrio. Usualmente es común encontrar una serie de letreros en tiendas y negocios, que indican que tienen convenio con la aplicación. Aquí las banderas aparecen como índices de una transacción oculta entre la tienda y el cambio en el barrio, de la que el arte es medio. O como su dice su propietaria: “Una vez al mes, que vienen ustedes los artistas, es nuestro agosto. Pero de resto el barrio está desierto”. La obra se sitúa entre una forma de ejercicio critico llevado a la práctica y un chiste mal contado.
Fragmento del informe del artista